Los investigadores están explorando si las compras diarias de alimentos pueden usarse para evaluar la confiabilidad financiera, lo que podría abrir el acceso al crédito a millones de personas actualmente excluidas del sistema financiero tradicional. Un nuevo estudio realizado por la Universidad Rice, la Universidad de Notre Dame y la Universidad Northwestern sugiere una correlación entre los hábitos de compra y los pagos de facturas a tiempo, un vínculo que podría remodelar la forma en que se evalúa la solvencia.
El problema de los “créditos invisibles”
Millones de personas, especialmente en las economías en desarrollo y entre las generaciones más jóvenes, carecen de un historial crediticio, lo que dificulta obtener préstamos, alquilar un apartamento o incluso conseguir un contrato de telefonía móvil. Este grupo, conocido como los “invisibles del crédito”, suele ser excluido de los servicios financieros a pesar de un comportamiento responsable en otras áreas de sus vidas. La calificación crediticia actual depende en gran medida de datos tradicionales como el historial de pagos y la antigüedad de la cuenta, lo que deja a muchos sin forma de demostrar su confiabilidad.
El experimento peruano
Los investigadores analizaron datos de Perú (un país con un sólido sistema de fidelización de clientes y registros financieros accesibles) para determinar si las compras de alimentos podían predecir la confiabilidad de los pagos. El estudio combinó transacciones de fidelidad de comestibles, datos de pagos de tarjetas de crédito y registros financieros administrativos.
Los hallazgos fueron sorprendentes: las personas que compraban constantemente alimentos más saludables como leche, yogur y productos frescos demostraron una mayor probabilidad de pagar sus facturas a tiempo. Por el contrario, aquellos que preferían artículos como cigarrillos, bebidas energéticas o carnes enlatadas mostraron una tasa más alta de pagos atrasados.
Esta correlación se mantuvo incluso cuando se controlaron los ingresos, el tipo de trabajo y el tamaño de la familia, lo que sugiere que las opciones de compra pueden reflejar una disciplina financiera o impulsividad subyacente.
La coherencia importa
El estudio también reveló un patrón en el comportamiento de los prestatarios confiables:
- Días de compras regulares: Horarios de compras semanales consistentes.
- Gasto estable: Gastos mensuales predecibles.
- Lealtad de marca: Preferencia por productos y marcas familiares.
Esta coherencia en los hábitos minoristas reflejó la coherencia en su comportamiento de pago de facturas. Luego, los investigadores simularon cómo se podrían utilizar estos datos alternativos para evaluar la solvencia de quienes no tienen un historial crediticio formal.
Implicaciones futuras
Si bien aún es experimental, esta investigación destaca el potencial de datos alternativos para ampliar la inclusión financiera. Los prestamistas ya están experimentando con los pagos de alquiler y servicios públicos como indicadores de solvencia, pero las compras de comestibles podrían ofrecer una fuente de datos granulares y más fácilmente disponibles.
“Esto muestra cómo los datos no convencionales aún pueden proporcionar información significativa sobre el comportamiento financiero de un individuo”, afirma uno de los coautores del estudio.
El uso de datos de comestibles para la calificación crediticia plantea preocupaciones sobre la privacidad, pero el potencial de desbloquear el acceso financiero para millones de personas hace que sea un tema que vale la pena explorar más a fondo. El estudio sugiere que si los prestamistas adoptan este enfoque, los hábitos de compra responsables podrían convertirse en la nueva clave para las oportunidades financieras.




























