Después de semanas de especulación y debate en línea alimentados por teorías de conspiración y podcasts como el de Joe Rogan, nueva evidencia ha solidificado el consenso científico: el cometa 3I/Atlas es un objeto celeste natural, no de origen artificial. Esta confirmación provino de una fuente inesperada: los radiotelescopios.

Si bien muchos inicialmente asumieron que una “señal de radio” significaría tecnología, este descubrimiento no se trataba de transmisiones de naves espaciales. El telescopio MeerKAT del Observatorio de Radioastronomía de Sudáfrica, compuesto por 64 grandes antenas, detectó patrones específicos de absorción de radio por moléculas de hidroxilo (OH) que emanan de 3I/Atlas. Estas líneas OH aparecen como absorción porque el cometa estaba muy cerca del sol y posicionado de una manera que favorecía este fenómeno sobre la emisión. Este tipo de actividad es consistente con el comportamiento típico de los cometas.

Cómo brillan los cometas: Cuando los cometas se acercan al sol, su hielo se sublima en el espacio, pasando directamente de sólido a gas. Este proceso libera moléculas como OH que pueden absorber o emitir radiación en frecuencias de radio específicas debido a transiciones de energía dentro de esas moléculas. Los astrónomos utilizan estas líneas espectrales de OH para mapear regiones del universo donde se forman estrellas y agua porque “brillan” intensamente bajo ciertas condiciones.

¿Poner fin a la especulación?
La detección del 24 de octubre, cinco días antes de que 3I/Atlas alcanzara su punto más cercano al sol, fue significativa. MeerKAT había intentado observaciones similares anteriormente, pero la señal de absorción de OH no fue lo suficientemente fuerte hasta que se acercó más al sol. Este descubrimiento se produjo después de que el astrofísico Avi Loeb, un firme defensor de la idea de que 3I/Atlas podría ser tecnológicamente avanzado, instó a los observatorios de radio como MeerKAT a investigar sus posibles emisiones de radio.

Loeb reconoce que si bien esta detección no descarta definitivamente los orígenes artificiales, añade un peso sustancial a la hipótesis del origen natural. Se mantiene optimista sobre futuras exploraciones: en 2026, la nave espacial Juno buscará con su antena señales de radio de baja frecuencia de 3I/Atlas durante un encuentro cercano con Júpiter.

Si bien este último hallazgo podría acallar algunas de las teorías más descabelladas que rodean a 3I/Atlas, es poco probable que acabe por completo con todas las especulaciones. Sin embargo, el debate sin duda ha aumentado el interés público por la astrofísica y ha creado conciencia sobre los métodos científicos utilizados para investigar los objetos celestes.

Los entusiastas del cometa pueden continuar siguiendo su viaje a medida que 3I/Atlas se aleja de nuestro sistema solar y se acercará más a la Tierra el 19 de diciembre.