Estados Unidos, Europa y Australia se enfrentan actualmente a una crisis cada vez mayor con el surgimiento de una nueva clase muy potente de opioides sintéticos conocidos como nitacenos. Estas drogas están demostrando ser excepcionalmente peligrosas, cobrando numerosas vidas y planteando un desafío importante para las fuerzas del orden y los sistemas de salud en todo el mundo.
La amenaza invisible
Los nitacenos representan una incorporación relativamente nueva al ya alarmante panorama del abuso de opioides. Estas sustancias sintéticas son aproximadamente 40 veces más potentes que el fentanilo, una droga que ha devastado comunidades en todo el mundo. Desde su aparición en el radar de las autoridades en 2019, se han confirmado cientos de muertes, aunque los expertos sospechan que esta cifra representa sólo una fracción de la magnitud real del problema.
El origen de estas peligrosas drogas se remonta a los años 50, cuando la empresa química austriaca CIBA Aktiengesellschaft las sintetizó. Sin embargo, nunca ganaron fuerza como tratamientos médicos legítimos, principalmente debido a su alto potencial adictivo y sus peligrosos efectos secundarios, incluida la depresión respiratoria, una condición en la que la respiración se vuelve peligrosamente superficial, impidiendo la ingesta adecuada de oxígeno.
Durante décadas, los nitacenos permanecieron en gran medida desconocidos hasta que comenzaron a aparecer en el mercado ilegal de drogas hace unos seis años. El primer encuentro importante con las fuerzas del orden se produjo en 2019 con isotonitaceno, interceptado en el Medio Oeste de Estados Unidos. Desde entonces, se han informado muertes por estas sustancias en todo Estados Unidos y Europa.
El atractivo del mercado ilícito
La rápida proliferación de nitacenos puede atribuirse a varios factores. Su extrema potencia los hace muy deseables para los traficantes, quienes pueden diluirlos con otros opioides para aumentar las ganancias. Además, los nitacenos producen efectos similares a los de la heroína, lo que los convierte en una opción atractiva para quienes ya abusan de sustancias.
Además, la relativa oscuridad de los nitacenos ha contribuido a su difusión. Con menos supervisión regulatoria y un estatus legal poco claro, estas drogas han pasado desapercibidas en los marcos de control de drogas existentes. Laboratorios ilícitos, posiblemente utilizando fórmulas químicas históricas de libros de texto de farmacología, han comenzado a producir estas sustancias peligrosas.
Una crisis creciente
En Estados Unidos, los nitacenos ahora están muy extendidos, se fabrican principalmente en México o en laboratorios ilegales dentro del país, a menudo suministrados por distribuidores asiáticos. Los opioides sintéticos, incluido el fentanilo, han sido durante mucho tiempo la categoría de drogas más mortífera en los EE. UU., responsables de aproximadamente el 70 por ciento de las muertes por sobredosis en 2023. Si bien siguen siendo una droga minoritaria, la prevalencia de los nitacenos está aumentando rápidamente.
Europa presenta un desafío diferente. Históricamente dominados por la heroína, los mercados europeos ahora enfrentan una posible escasez debido a la prohibición de los talibanes del cultivo de opio en Afganistán. Esta interrupción podría crear un vacío que los opioides sintéticos como los nitacenos podrían llenar.
La ciencia del peligro
Los nitacenos funcionan de manera similar a otros opioides, induciendo relajación y euforia, pero su peligro radica en su potencia e imprevisibilidad. Su potencia variable entre sustancias y su perfil farmacocinético poco claro (cómo se absorben y metabolizan) hacen que la sobredosis sea particularmente letal y difícil de anticipar. A diferencia del fentanilo, que se ha estudiado más extensamente, los nitacenos siguen siendo poco comprendidos en contextos humanos.
Un problema global
Reportado originalmente por WIRED Italia, esta crisis no se limita a América del Norte o Europa. Las muertes recientes también se han relacionado con los nitacenos en Australia, lo que pone de relieve la naturaleza global de esta amenaza emergente.
El aumento de los nitacenos refleja la trayectoria de otros opioides devastadores, lo que sugiere que sin una intervención significativa, las muertes por sobredosis podrían seguir aumentando. Las autoridades ahora piden urgentemente mayores esfuerzos de vigilancia y aplicación de la ley para combatir la propagación de estos letales opioides sintéticos.
